Depedro
Apertura puertas: 20 h.
Acceso menores:
Los menores de edad que tengan entre 0 y15 años, ambos inclusive, podrán acceder al concierto pagando la entrada correspondiente, cumplimentando la autorización específica, que pueden descargar AQUÍ, y que se entregará en los accesos al recinto junto con fotocopia del DNI/Pasaporte o libro de familia de todas las personas que están reflejadas en la misma. Dichos menores deberán ir acompañados por su padre, madre, tutor legal o persona autorizada para custodiar al menor o menores. Los menores de edad de 16 y17 años han de adquirir su entrada correspondiente y podrán acceder al recinto sin necesidad de ir acompañados, pero cumplimentando la autorización específica, que pueden descargar AQUÍ, y que se entregará en los accesos al recinto junto con la fotocopia del DNI o pasaporte de todas las personas que están reflejadas en la misma.
Este es un viaje por una carretera secundaria, un camino que evidencia nuestro tránsito entre la ansiedad y la esperanza. El festejo, la emoción y la decepción, que hacen de la vida un sendero tan confuso como poético. Jairo Zavala nos muestra lo que somos. Cabezas poco claras, pero con la capacidad de amar y recordar, porque la vida se queda en donde sentimos, no en donde pensamos, y es allí, en lo que nos hace humanos, donde está “Un lugar perfecto”.
En este nuevo disco de estudio, Depedro teje una geografía folclórica y emocional de la memoria donde habita el tiempo de lo sencillo, porque es allí donde está la esencia de las cosas, donde se abre el verdadero sentido de la vida, la pulsión de decir mucho con poco.
En este séptimo disco de estudio, Depedro, deja claro que la esperanza se trabaja y se ejerce, que el amor no existe sin desdicha, sin el sacrificio de hacer a un lado el yo para dejarle ser al otro, porque después de todo, negarse al amor destruye el pensamiento.
“Un lugar perfecto”, simboliza los caminos secundarios donde conviven la diferencia y el cotidiano, el principio del nosotros que clama por volver a ser peregrinos de la vida y no turistas de la indiferencia. Zavala sabe que en la vida nada es una pérdida de tiempo si la sabes encausar. Invita también a religarnos como una sucesión de montañas que se van abrazando entre sí para hallar lo más humano dentro del humano. Un límite en el infinito para no perdernos, como nos lo revelan las coordenadas del propio artista que no podría mirarse al espejo sin el diálogo entre su querida sierra madrileña y los andes. La ausencia y el recuentro. La frontera y la utopía. Paredes que lejos de ser muros, son la posibilidad de revolcarse con la libertad.